¿Cuándo murió Lope y dónde fue enterrado?
Lope de Vega murió en agosto de 1635. El día 24 se levantó muy temprano, dijo misa, cuidó de su jardín como hacía cada día y se encerró en su estudio, a trabajar. Por la tarde, salió de casa para asistir, en el Seminario de los Escoceses, a unas conclusiones de Medicina y Filosofía, y durante la ceremonia sufrió un desmayo. Un médico amigo le atendió y se ocupó de que le llevaran a su casa, donde se le practicó una sangría. Al día siguiente, en que todavía pudo escribir un poema y un soneto, recibió la visita del médico de cámara de Su Majestad, quien recomendó que le dieran el Santísimo Sacramento.
El domingo, 26 de agosto, hizo testamento (ver documento) nombrando heredera a su hija Feliciana. Se despidió de sus amigos y recibió la extremaunción. Y al día siguiente, a las cinco y cuarto de la tarde, murió. Las honras fúnebres duraron nueve días y sus restos fueron depositados en la Iglesia de San Sebastián.
El duque de Sessa organizó y pagó las honras fúnebres. La venerable congregación de los sacerdotes de Madrid portó el féretro, que, por petición expresa de sor Marcela, pasó frente al Convento de las Trinitarias Descalzas. El cortejo salió de la calle de Francos y giró a la derecha hacia la calle de San Agustín. Desde allí se pueden ver, a menos de 100 pasos, las celosías de las Trinitarias. La procesión siguió calle arriba por Cantarranas hasta la calle León, calle Atocha o calle Huertas, para finalmente salir a la Iglesia de San Sebastián.
Todo Madrid salió a la calle a despedir al autor (“las calles estaban tan pobladas de gente –dice Montalbán– que casi se embarazaba el paso al entierro”). Los restos de Lope de Vega se depositan en la Iglesia de San Sebastián, en la calle de Atocha. A mediados del mismo siglo XVII pasaron a la fosa común, cuando el duque de Sessa dejó de pagar.
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Su madre fue Francisca Fernández Flórez y su padre Félix de Vega Carpio, maestro bordador, ambos procedían de las montañas de Cantabria.
Lope tuvo cuatro hermanos: Francisco, Juliana, Luisa y Juan. El poeta pasó parte de su infancia en casa de su tío, don Miguel de Carpio, Inquisidor de Sevilla.