¿La vida personal del poeta quedó reflejada en su obra?
Algunas de las relaciones amorosas que tuvo Lope a lo largo de su vida fueron importantes y calaron profundamente en él, hasta el punto de tener una gran presencia en su obra. El poeta tuvo relaciones amorosas con once mujeres, además de con sus dos esposas. La duración y la intensidad de estos amores es muy diferente.
– María de Aragón, soltera. 1580. Al parecer, con ella tuvo una hija, Manuela (enero 1581- agosto 1585).
– Elena Osorio, casada con el actor Cristóbal Calderón. Lope mantuvo una relación con ella que duró cuatro años (entre 1583 y 1587). Cuando Elena Osorio le abandonó, el poeta se lo tomó muy mal y escribió injurias sobre ella y su familia. Fue por esos escritos por lo que le condenaron al destierro.
– Amante portuguesa desconocida. 1588.
– Antonia Trillo de Armenta, viuda. 1596. La relación con esta atractiva y rica mujer, mantenedora de una casa de juegos en la Plaza de Matute, fue motivo de otro procesamiento, en esta ocasión por amancebamiento público.
– Micaela de LujánComedianta, estaba casada con el actor y representante Diego Díaz, que vivía en Perú y con el que ya tenía dos hijas cuando conoció a Lope en 1598. Su relación con el escritor duró nueve años, hasta 1607, y de ella nacieron cuatro hijos, dos de ellos cuando aún estaba casada con Diego Díaz, y dos más después de quedar viuda: Marcela y Lope Félix. De todos, este último es el único que aparece inscrito en la partida de bautismo como hijo de Lope de Vega Carpio y Micaela de Luján.
La actriz vivió primero en Toledo y luego en Sevilla (donde Lope pasó temporadas entre 1602 y 1604). Regresó, sin embargo, a Toledo, donde nació Marcela. Residió finalmente en Madrid. Allí, en 1607, el poeta alquiló una casa en la Calle del Fúcar, que sirviera de vivienda familiar. Ésta se encontraba cerca de la casa de la calle de Francos (hoy Casa Museo de Lope de Vega), donde se instalaría poco después con Juana de Guardo y sus hijos.
La relación amorosa con Micaela de Luján se apagó tras el nacimiento de Lope Félix y con ella desapareció también cualquier referencia en su obra. Hay constancia de que los dos últimos descendientes de la pareja, Marcela y el mencionado Lope Félix, estaban al cuidado de su padre en 1614, una vez había enviudado de Juana de Guardo.
Micaela de Luján está presente en la obra de Lope, donde aparece con los nombres de Camila Lucinda. De una belleza extraordinaria, era, sin embargo, inculta, una analfabeta incapaz incluso de firmar, para la que el poeta solo tenía alabanzas referidas a sus ojos azules, sus cabellos, sus manos blancas...
"Belleza singular, ingenio raro,
fuera del natural curso del cielo,
Etna de amor, que de tu mismo hielo
despides llamas, entre mármol Paro.
Sol de hermosura, entendimiento claro,
alma dichosa en cristalino velo,
norte del mar, admiración del suelo,
émula al sol, como a la luna el faro;
milagro del autor de cielo y tierra,
bien de naturaleza el más perfecto,
Lucinda hermosa en quien mi luz se encierra:
nieve en blancura y fuego en el efecto,
paz de los ojos y del alma
dame a escribir, como a penar, sujeto"., casada con el actor y representante Diego Díaz. Lope mantuvo una relación de nueve años con esta comedianta (1598 y 1607), con la que tuvo ni más ni menos que cuatro hijos.
– Amante valenciana desconocida. 1599. Tuvo con ella un hijo, Fernando Pellicer o Fray Vicente.
– Jerónima de Burgos, casada con el autor de comedias Pedro de Valdés. Lope mantuvo con esta actriz un estrecho vínculo desde 1607. Sus relaciones amorosas fueron intermitentes, pero ambos disfrutaron también de una proximidad profesional y de amistad. Jerónima, de hecho, fue madrina del bautismo de Lope Félix, uno de los hijos que el poeta tuvo con su amante Micaela de Luján.
– Lucía de Salcedo. 1616. Esta mujer también era actriz y se la conocía con el sobrenombre de 'la loca de Napolés'. Era la primera dama de la compañía de cómicos de Hernán Sánchez de Vargas.
– Amante desconocida. Otra actriz que persiguió a Lope, hasta el punto de hacerle huir de Madrid a Toledo.
– Amante desconocida. Aunque no se conocen los datos de esta mujer, se sabe que el poeta tuvo con ella un hijo, Fray Luis de la Madre de Dios.
– Marta de Nevares SantoyoMarta de Nevares conoció a Lope cuando ella aún no había cumplido los 25 años y él ya había llegado a los 60 y había sido ordenado sacerdote. Casada desde los 13 años con Roque Hernández, un individuo bastante mayor y muy grosero, tratante y hombre de negocios, tenía dos hijos de este matrimonio.
La pareja se conoció en una fiesta poética, en un jardín madrileño, donde, al parecer, el poeta cayó rendido ante la sobresaliente belleza de la dama. ("Sus ojos verdes, la perfecta nariz, las manos y pies pequeñitos, cejas y pestañas negras, cabellos rizos y copiosos, boca que pone en cuidado los que la miran cuando ríe, gentileza de cuerpo, inteligencia viva, ingenio, habilidad en tañer instrumentos musicales y en escribir con facilidad literatura..."). Ese encuentro marcó el inicio de una duradera y muy apasionada, aunque también muy complicada y dolorosa, relación. Su amor se mantuvo intacto hasta 1632, año de la muerte de Marta.
La historia de este enamoramiento está marcada por la firme decisión de los amantes de enfrentarse a la cruel maledicencia de la corte. A su alrededor crecían las murmuraciones malintencionadas por la diferencia de edad entre ellos, por la condición de casada de Marta o por el sacerdocio de Lope. Por supuesto, fue motivo de habladurías el nacimiento de la niña Antonia Clara, que finalmente fue inscrita como hija legítima del marido de Marta de Nevares.
En 1621 Marta, que vivía con Lope en la casa de la hoy llamada Calle Cervantes (Casa Museo Lope de Vega) enfermó gravemente. Primero quedó ciega y posteriormente enloqueció. El poeta, destrozado, la cuidó hasta el último momento en 1632. Fue su último gran amor y a ella dedicó muchos versos de su obra. Marta de Nevares, bautizada con los sobrenombres de Marcia Leonarda y Amarilis, apareció en églogas y comedias, donde Lope de Vega dejó constancia de su amor. ("No quedó sin llorar pájaro en nido, / pez en el agua ni en el monte fiera, /...y es la locura de mi amor tan fuerte, / que pienso que lloró también la muerte")., casada desde los 13 años con Roque Hernández, un tratante y hombre de negocios muy grosero y bastante mayor. La joven Marta de Nevares fue la última amante del escritor y uno de sus grandes amores.
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